Hace unas semanas vi la película Amour, del director Michael Haneke. Es una película bellísima y aunque desde ese momento tengo ganas de escribir sobre ella, vengo posponiéndolo porque eso significa hablar de un par de cosas doloras que influyen en por qué me gustó tanto... pero nada. A suspirar fuerte, ser valiente y dejar las ideas fluir...
A principios de este año tuve una de las semanas más difíciles en mucho tiempo. Pasé por una separación y dos funerales en menos de cinco días.
Recuerdo perfectamente cada momento de esa semana, desde volar con el corazón destrozado, sabiendo que separarse era la mejor decisión pero despidiéndonos de lo que no pudo ser; llegar a casa y ver a tu familia feliz hasta que suena el teléfono y con una diferencia de días, dos personas de tu familia de pronto no están más.
Las palabras no me alcanzan para describir la montaña rusa de emociones por las que pasamos en tan poco tiempo, pero justo en los días más turbios fue donde me llegó una idea y una calma que no me imaginaba: la respuesta a todo es el amor. No el amor de los poemas o las novelas, sino ese sentimiento universal que va más allá de toda explicación y se convierte en interés por las otras personas, en pensar en alguien más aparte de uno mismo, en agradecimiento y en un profundo sentimiento de bienestar y alegría que te dan ganas de compartir con todos los que se pueda.
Pocas semanas después de que esto pasara fui con un amigo a la Cineteca y nos metimos a la nuevísima sala uno a ver Amour, la historia de una pareja que ha estado junta toda su vida y que se enfrenta a las enfermedades y consecuencias de la edad... entre ellas la muerte.
No les estoy arruinando la historia. De hecho así inicia la película, dejándonos claro cuál es el final para evitarnos las especulaciones, y aunque es dura y no hay espacio para pensar en un final feliz estilo Hollywood, es fantástico cómo el director y los personajes logran retratar ese amor del que hablo unos párrafos atras, ese amor incondicional, que lo cura todo y nos consuela aunque el mundo se esté viniendo encima.
Mentiría si no les dijera que salí un poco emocional de la sala de cine. Mi amigo me dijo que a él le parecía un retrato de la vida real y en algunos otros comentarios que leí vía twitter decían que les había resultado lenta, deprimente y aburrida, pero creo que cada quien la puede interpretar como quiera y todas las opiniones son válidas y respetables.
Si esperan una película de acción, definitivamente Amour no es para ustedes, pero si por el contrario están dispuestos a ver la vida a través de estos personajes y concentrarse en sus emociones, más que en las propias acciones, les garantizo saldrán conmovidos por una de las historias de amor más lindas que hayan visto en el cine, y si eso pasa, les aseguro que habrán sentido también un poquito de ese amor universal que me ayudó a sobrellevar aquellos días de enero.
te esta quedando genial la re-vuelta al blog.
ReplyDeleteUn beso
:) algo está pasando que no se qué es, pero las cosas al fin se acomodan por aquí. Quizás es lo que se alcanza a leer! jaja. un abrazo!
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